domingo, 27 de julio de 2014

Ninf()manía



Pedirle colores más intensos al atardecer

Una vez descrito el marco de aproximación, habrá que observar cómo se relaciona con el filme.

La presentación de la protagonista como ninfómana basta para que el espectador sea consciente del tipo de individuo cuya historia observa; no obstante, la insatisfacción sexual, al ser universal y básica, sirve también como medio de expresión de todo tipo de insatisfacciones, no sólo las libidinales.

Así, Joe, más que ser una ninfómana, es la encarnación del deseo y el vacío, de la insatisfacción pulsional, siempre incompleta y ansiosa, cuyo único pecado es querer siempre más que lo que el mundo y la sociedad pueden ofrecerle, y por supuesto más de lo que cualquier individuo puede soportar.

El deseo exacerbado de la protagonista, este vacío que la mueve a necesitar más de las cosas, a exigir más, no puede menos que aislarla del mundo.

Para mí, la ninfomanía es la crueldad

El deseo de Joe, y su incapacidad de encontrar satisfacción alguna, la empujan siempre al egoísmo: no es que sea insensible o antipática (baste recordar lo mucho que quería a su padre, con un amor que no es mostrado con tintes sexuales), sino que prefiere anteponer su deseo y satisfacción al bienestar de la gente, lo cual la lleva a cometer actos crueles e inhumanos.

No es tanto que ella desee ser cruel o antisocial, ya que en cada caso experimenta su correspondiente dosis de culpa, sino que, en su caso, el deseo es tan imperioso, que no puede sustraerse a él, y al no poder reprimir el deseo, se ve necesariamente inclinada a ser antisocial.

La comunidad la rechaza, pero al mismo tiempo, ella no está interesada en mantener más que los vínculos sociales necesarios.

¡No siento nada!

El problema más interesante planteado por el filme, aunque tal vez el menos explorado, es la pérdida de la sensibilidad de la protagonista: al final del volumen I, Joe queda insensible y se vuelve incapaz de obtener satisfacción genital.

No obstante, dado que las pulsiones son móviles (pueden cambiar de objetos y métodos para obtener satisfacción), Joe decide explorar otros caminos en busca del placer.

Sin embargo, aunque el problema presenta una perspectiva interesante, incluso macabra, no es tratado con la profundidad que merece: Joe incursiona en prácticas sexuales que podrían ser calificadas de “depravadas”, pero lo hace de manera limitada, sin que sean observables completamente todos los problemas, tanto individuales como sociales, a los que conllevaría la persecución incansable del placer.

No se trata de tener una perspectiva moral, que dicte que el placer es malo para el sujeto y su comunidad, sino, de nuevo, se trata de un acercamiento psicoanalítico: las pulsiones buscan siempre la liberación de la tensión a través de la satisfacción del deseo, y pretenden que la tensión corporal se encuentre siempre cercana a cero, es decir, que sea satisfecha tan pronto sea sentida y con la intensidad necesaria para que el cuerpo tienda a un estado de satisfacción permanente, a un estado sin tensión.

No obstante, el estado ideal, sin tensiones ni deseos, sólo puede ser la muerte: un estado en el que el sujeto no sufre más por la búsqueda del placer. La pulsión de muerte, para el psicoanálisis, es una pulsión aún más básica que las pulsiones eróticas, pues es la única que libera completamente al sujeto de la tensión y del aguijón incansable del deseo.

El problema al que se enfrenta la ninfómana, entonces, es justamente éste: verse movida no ya por las pulsiones eróticas, sino por algo mucho más profundo: la búsqueda de satisfacción a través de la destrucción.

Sin embargo, el espectador se queda con las ganas de ver este problema explorado más a fondo: durante el volumen II, se observa muy brevemente a la protagonista buscando su satisfacción a través de otros medios, para luego verla sumergida luego en otros problemas.

Si en la primera parte, la ninfomanía es relacionada con la crueldad y con un comportamiento antisocial, en la segunda, se ve a Joe buscando recuperar los vínculos sociales, se le observa en intento de “redimirse” (?), negando su condición e intentando reincorporarse a la sociedad.

Esta conclusión parece tener tintes morales, ya que la protagonista parece plantearse este propósito debido a la culpa que experimenta ante sus acciones pasadas. No obstante, también es coherente con la perspectiva psicoanalítica.

Para vivir en sociedad, el individuo debe resignar parte de su libertar y de su satisfacción, de tal modo que pueda cultivar vínculos sociales útiles tanto para él como para la comunidad. La "redención" de la protagonista, entonces, sería un momento de lucidez en el que Joe comprende que no puede simplemente perseguir la satisfacción, sino que existen bienes mayores a los que puede aspirar, si logra controlar su deseo.


domingo, 20 de julio de 2014

Ninfomanía: Una perspectiva de aproximación





















































A pesar de lo que se suele pensar, la ninfomanía no es como tal una adicción al sexo, no es una adicción, es sólo un trastorno de hipersexualidad: la presencia de un deseo constante y constantemente insatisfecho, que empieza de nuevo tan pronto se apaga.

Debido a esto, sería inadecuado concebirla como una dependencia física o mental, sino que se trata más bien de un vacío dentro del individuo, de una necesidad mucho más profunda.

La forma en que es presentada la ninfomanía en el filme puede ser comparada con las pulsiones concebidas desde la perspectiva del psicoanálisis.

En este marco teórico, las pulsiones son impulsos que buscan liberar la tensión psíquica y corporal, alcanzando un estado de satisfacción temporal. La pulsiones nunca quedan completamente satisfechas, por lo que el deseo regresa una y otra vez, aunque en general puede ser controlado; asimismo, la pulsión no tiene un objeto ni forma específicos, es decir, la satisfacción puede ser obtenida de muchas maneras distintas, al elegirse diversos medios para alcanzarla.

Las eróticas, junto con las de muerte, son unas de las pulsiones más básicas y primitivas, ya que se experimentan desde la primera infancia y nunca dejan de hacerse sentir.

Y aunque todo individuo tiende a la satisfacción del deseo como es dictado por las pulsiones, la satisfacción total es imposible, no sólo porque el sujeto está condenado a experimentar de nuevo la influencia de la pulsión, sino, sobre todo, porque la vida social implica el abandono o retraso de la satisfacción.

La vida social es, antes que nada, renuncia a lo individual: el sujeto debe negar parte de su libertad y debe reprimir parte de su deseo con el objetivo de funcionar socialmente, de poder colaborar para el beneficio social que, en última instancia, es también beneficio individual.

El intento de obtener satisfacción a toda cosa, la sumisión al deseo y a la influencia de las pulsiones, entonces, tiene necesariamente consecuencias nefastas: al abrazar el deseo y la satisfacción individual, se ponen en peligro los vínculos sociales, el individuo queda aislado, porque la sociedad no tiene espacio para él y porque él no está interesado en la sociedad ni en aportar nada a ella.

Joe, la ninfómana, entonces es justamente la encarnación de este problema: ¿qué pasa cuando un individuo es incapaz de reprimir su deseo, cuando es abrasado por una insatisfacción infinita a la cual no puede sustraerse?

El filme, entonces, a través de sus anécdotas, busca acercarse a este problema, no para resolverlo, sino simplemente para explorarlo.


domingo, 13 de julio de 2014

Ninfomanía, una exploración de la insatisfacción























Esta temporada se estrenó Ninfomanía (Nymph()maniac), la última película de Lars Von Trier; este filme se presentó es dos partes: volumen I y II, debido a que la cinta original era sumamente larga.

Ninfomanía conforma un ciclo junto con las películas Anticristo y Melancolía, y en ella se presenta la vida de una ninfómana, Joe, contada por ella misma.

Todo comienza cuando Joe es encontrada golpeada y abandonada en un callejón por un hombre mayor, quien le da alojo y le cura sus heridas. Durante su recuperación, Joe narra varias de sus experiencias, y explica la forma en que la ninfomanía ha definido y afectado su vida. El hombre, cuyo nombre es Seligman, se limita a escuchar, aportando en algunos casos datos aparentemente inconexos con la experiencia sexual, pero que, al final, terminan mostrando otra perspectiva de la misma.

El filme no presenta como tal una historia única, sino que se divide en capítulos, cada uno con una anécdota individual, relacionada pero de algún modo independiente del resto. En cada capítulo, Joe narra un aspecto particular de su vida como ninfómana.

A pesar de esto, existe un tema que atraviesa toda la película dándole coherencia: el problema de la insatisfacción.

En esta película, más que presentar un caso de hipersexualidad, Von Trier parece explorar el tema de la insatisfacción y el deseo, no sólo limitados a la esfera de la sexualidad, sino en general, como pulsiones vitales, centrándose específicamente en las complicaciones que encierran la insatisfacción exacerbada y el deseo ilimitado.

Durante las siguientes publicaciones se analizará el tema de la insatisfacción presentado en Ninfomanía desde la perspectiva del psicoanálisis.

En el análisis que se presenta se observará, primero, el concepto de pulsión, así como su manifestación en el individuo y sus repercusiones en la sociedad, y se le relacionará luego con distintos aspectos de la película.